Comentario al Evangelio 27.07.2014
El arqueólogo Carter se quedó momentáneamente sin palabras, estupefacto, casi paralizado, cuando, habiendo introducido una luz a través de una apertura de la tumba inviolada de Tutankhamón, vislumbró el tesoro más rico jamás descubierto. Ansiosos de saber qué había visto, los tres amigos que estaban con él le interrogaban con insistencia. Carter pudo solamente articular estas palabras: “cosas maravillosas, cosas maravillosas”. Si no hu-biera sido por este tesoro de Tutankhamón, del faraón de la XVIII dinastía, muerto a los 19 años, apenas si re-cordaríamos hoy su nombre…
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