Ya no hay problemas locales
La Doctrina Social de la Iglesia señala que ya no hay problemas locales (si es que alguna vez existieron).
La actual Globalización no respeta los límites establecidos por las fronteras políticas, pero tampoco lo hace con las geográficas. Esto sucede principalmente porque la necesidad (y el hambre, y la búsqueda de justicia, y de reconocimiento de derechos y de dignidad…), no solo no respeta los límites artificiales e impuestos, sino que incluso sortea ríos, mares, aduanas o vallas (por espinosas que éstas sean).
La llegada al, mal llamado, Mundo Desarrollado del Virus ÉBOLA, una vez más desvela la lamentable situación en la que se encuentra el Continente Africano. Un continente colonizado y expoliado antaño en busca de la explotación de recursos naturales (y esclavos), y hoy olvidado, y al albur de gobiernos corruptos, (que desvían los fondos de ayudas al desarrollo a países y paraísos fiscales [como el que pisamos]).
Una vez más parece que es el miedo, (y no el compromiso solidario, el humanismo fraterno, la filantropía, o la caridad religiosa), el que inicia un tímido movimiento de “compromiso” con la situación denominada “crisis sanitaria”. Un compromiso que nace más por miedo a que África continúe exportando el virus, que por el deseo de ayudarles a superar esta nueva plaga que los condena a muerte. Pero en medio de tanta oscuridad: una esperanza. Que esta crisis acelere el descubrimiento de una vacuna… (Se repite la historia ya contada con un virus llamado SIDA). Solo cuando el mal llega a occidente, (y por tanto a la Bolsa, a los desequilibrios económico-financieros…), es cuando las multinacionales farmacéuticas deciden “acelerar el proceso de investigación” de un remedio eficiente.
Pero mientras la “potencia” llega a ser “acto”, la verdadera esperanza es la que nace de la filantropía, del humanismo, de la entrega generosa de muchos cooperantes, misioneros, médicos y sanitarios, que saben que la única frontera a superar es la del miedo a hacer lo que hay que hacer, ya sea por sentirse hijos de un mismo Padre (desde un prisma religioso), o por la práctica de la justicia distributiva (según la mejor filosofía socio-económica). Ellos, esos vocacionados a la salud mundial, (y a pesar de que [vergonzosamente] hasta se dude de si hay que salvarlos cuando se contagian), son la verdadera esperanza, porque no dudan en hacer lo hay que hacer. Y son los que, una vez curados de sus contagios, volverán a la faena, salvándonos a todos de un contagio que equipararía nuestro moderno, avanzado y desarrollado mundo occidental, (o Norte rico), de una pandemia como las que diezmaban la población mundial en el medievo. Gracias a todos ellos.
Manuel Rubianes.
Reflexiones Sobre el tema:
El antivirus misionero:
http://www.vidanueva.es/2014/10/17/el-antivirus-misionero-jose-lorenzo/
El misionero y el virus del sectarismo:
http://www.vidanueva.es/2014/08/29/el-misionero-y-el-virus-del-sectarismo-jose-lorenzo/
El amor puede superar el miedo: http://www.zenit.org/es/articles/el-testimonio-de-los-misioneros-fallecidos-por-ebola-es-admirable
Pánico en Europa:
Por qué he vuelto a Sierra Leona:
http://elpais.com/elpais/2014/10/14/opinion/1413312977_917937.html
Un misionero…
https://www.youtube.com/watch?v=28ZbueuMtv8#t=49
Noticias relacionadas: http://www.noticias365.net/tag/ebola/page/2/
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